Dickens sobrenatural

Charles Dickens cumple 200 años joven y fresco, y los británicos vuelven a dar una lección sobre cómo tratar a un escritor convertido en leyenda nacional, un novelista de éxito masivo -quizá la primera gran ‘estrella’ de la industria editorial- que marcó el camino de la literatura del XIX armado de un talento narrativo insuperable capaz de obrar el milagro de poner de acuerdo a los seguidores de los folletines con los lectores más exigentes. Era un mago, un contador de historias superdotado que podía colarte el melodrama más descabellado con completa naturalidad, un creador de mundos vastos y complejos que ha dado lugar a un adjetivo, ‘dickensiano’, utilizado universalmente en un fenómeno de globalización de la buena.

Entre el aluvión de biografías, reediciones, actos y exposiciones que se le dedican en el Reino Unido al creador de David Copperfield, me llama la atención una muestra -muy modesta comparada con Londres y Dickens, que puede verse en el Museo de Londres hasta el 10 de junio- que tiene lugar en la British Library bajo el nombre de A hankering after ghosts: Charles Dickens and the supernatural (algo así como ‘Enganchado a los fantasmas: Charles Dickens y lo sobrenatural’).

La exposición reúne documentos, cartas y manuscritos del autor relacionados con su interés por los fantasmas y los fenómenos sobrenaturales, a menudo presentes en sus obras (Impedimenta publicó hace un par de años un estupendo libro, Para leer al anochecer, que reúne trece historias de misterio del escritor inglés), como por ejemplo en Cuento de Navidad, donde el inolvidable Ebenezer Scrooge se las ve con los espectros de las navidades pasadas, presentes y futuras en un relato que para muchos cambió la forma de vivir esas fiestas en Inglaterra.

El interés de Dickens por los espíritus y lo macabro puede verse como un elemento marginal en su obra, más conocida por su temática realista y de denuncia social, su delicioso sentido del humor y su a veces exagerada inclinación por el drama, pero no deja de ser una faceta que enriquece nuestro conocimiento del gigante al que retrató Robert W. Buss en El sueño de Dickens, una acuarela inacabada donde el maestro, envejecido, se adormila rodeado de unos espectros que continúan muy vivos: sus personajes.

Autor: Francisco Jódar

Nací en 1973 en Jaén. Estudié Periodismo en la Complutense y he ejercido el oficio en webs (Antena3.com, Orange.es, Europa Press Internet, Red.es, Tugranviaje.com…) y revistas (SIE7E, Stuff, FHM, Forbes, Muy Interesante…). De vez en cuando escribo en este blog que nació en marzo de 2009 y se mantiene como un espacio para hablar de libros y, con esa excusa, de cualquier otra cosa. Si quieres saber más de mí, puedes ver mi perfil en LinkedIn (https://www.linkedin.com/in/franciscojodar/) o contactar conmigo en fjodar@gmail.com.